El papel pintado le da un aura de romanticismo muy actual a esta vivienda

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Hoy nos trasladamos hasta Imárcoain –localidad y concejo de Noain, perteneciente a la Cuenca de Pamplona–, para conocer uno de los proyectos de la interiorista Natalia Marchal. La propietaria del inmueble, amiga de la interiorista, confió plenamente en su savoir faire, y como era de esperar, ¡no la defraudó!

El proyecto se focalizó en tres espacios de la vivienda: salón, office o comedor y dormitorio principal. Desde la escalera de la entrada, el salón es el primer ambiente que nos recibe, dotado de luz natural y con una decoración que combina los tonos azules y naturales, creando una mezcla delicada y muy acorde a sus dueños. En las paredes, destaca el papel pintado con efecto tejido en color beige. Un aporte de lo más elegante que se completa con las cortinas de lino, enmarcando las vistas a los árboles y potenciando el ambiente relajado.

Uno de los rincones del salón se aprovechó para instalar un pequeño despacho o zona de trabajo, con un escritorio de líneas nórdicas en blanco y madera y detalles decorativos en la mesa y la pared que siguen los tonos azules del salón.

A continuación, pasamos al comedor, una estancia que rebosa naturalidad como si de un jardín se tratase. Esto es gracias al papel pintado con fondo azul y dibujos florales, en armonía con las fibras naturales del armario de cannage y las lámparas de bambú. Un estilo que recuerda al rústico y que se completa con el reloj XL de corte factory realizado en metal envejecido.

Otro detalle que nos gusta de la vivienda, por su funcionalidad y porque permite aprovechar mejor el espacio en las zonas comunes, son las puertas correderas.

La última estancia a decorar fue el dormitorio principal, con un toque romántico que se acentúa al tener el techo abuhardillado. Para el interiorismo, Natalia trabajó desde la sutileza de los tejidos, manteniendo el mobiliario existente.

El cabecero de obra y toda la pared se enmarcó con un papel pintado texturizado en un color natural que sirve de enlace con las tonalidades rosas de la ropa de cama, ayudando a perder la extraña perspectiva que ocasionaba la diferencia de alturas y llevando la atención del ojo a la zona central del espacio.

Las mesitas de noche, a juego con la cómoda, también van acordes a la gama cromática del dormitorio a través de los tiradores redondos en color topo.

El resultado no podría haber maravillado más a la propietaria de la vivienda, aunque a nosotros también nos ha dejado con una grata sensación.

Proyecto e información: Cortesía de Natalia Marchal.

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